sábado, 26 de abril de 2008

Corriendo el velo


Ante mis ojos pasaron asesinos, violadores, parricidas, ladrones y toda esa humanidad desconcertante, reducida con frecuencia a la condición animal, y vi que el Dios de los cristianos se identificaba con ellos, sin excepciones ni exclusiones. No se identificaba solamente con la aristocracia de los presos políticos, o con los condenados injustamente, sino con el delincuente común. Entonces, comprendí que ninguna fantasía religiosa podía haber inventado un Dios así. Sólo el propio creador de esa humanidad oscura y desesperada, podía haberse identificado con ella.

Francesco Carnelutti

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