La semana pasada y por 7 a 2, la Corte Suprema Norteamericana, rechazó los recursos de dos condenados de Kentucky, declarando que la inyección letal no viola una prohibición constitucional a los castigos crueles al inflingir dolor y sufrimiento innecesario. Quedó la vía libre para 11 ejecuciones en Georgia, Ohio, Alabama, Arizona, Mississippi, Missouri, Texas, Virginia y Florida. Termina una moratoria que comenzó en septiembre del año pasado. Desde 1976 se han aplicado 1.099 ejecuciones y 405 en Texas, por supuesto.
La opinión del juez John Roberts en parte dice: "Coincidimos en que los solicitantes no han cumplido con su obligación de demostrar que el riesgo de dolor por la administración inadecuada de un procedimiento de inyección letal aceptablemente humano, y la imposibilidad de adoptar alternativas no puestas a prueba, constituyen un castigo cruel e inusual"
El procedimiento es el siguiente: una vez amarrado a la camilla con los brazos en cruz, el sujeto es inyectado con tres químicos: pentotal sódico, para causar inconciencia; bromuro de pancuronio, que paraliza todos los músculos excepto el corazón; y luego cloruro de potasio, que detiene ese órgano, lo cual causa la muerte.
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