
De vuelta en su casa, recibió algunos de los objetos robados, como las tarjetas de crédito y la billetera. La sorpresa mayúscula vino dos semanas después del robo, cuando recibió por correo, un pendrive que traía toda la información que había almacenado en su disco duro, pero nunca recuperó su notebook. El profesor prefirió el anonimato y dijo que "Esta historia me hace recuperar la fe en la humanidad".
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