La historia comienza el 5 de mayo de 2006, cuando un grupo de pobladores sacaba carbón de un tren en Perdriel, provincia de Mendoza, Argentina. Un niño de 14 años murió de un balazo y culparon al policía Cristian Bressant, reconocido en una rueda de presos como el que había disparado en el incidente donde otros dos niños resultaron heridos. Según testigos, había un tumulto de gente y policías.
Acusado de homicidio agravado, con la perspectiva de ser condenado a cadena perpetua, Bressant pasó los últimos dos años de su vida en prisión. El proceso fue particularmente complejo, el acusado recuperó su libertad por breve tiempo, pero volvió a prisión. Se hizo una reconstitución de escena extraordinariamente publicitada, pero la sentencia dictada el 1 de julio pasado por la Séptima Cámara del Crimen de Mendoza, le absolvió de la imputación.
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