domingo, 11 de mayo de 2008

La Madre de los condenados

De todas las escenas de la historia de la salvación probablemente la más potente, la que me marcó de niño, es la del Crucificado, pendiendo del madero y abajo la incondicional Magdalena, su fiel Amigo y su Madre. La fuerza estaba no sólo en la infinita soledad de la aparente derrota, y el potente simbolismo de la resurrección, sino tambien en el aquel que encierra la presencia de la Progenitora, que por lo demás acompaña al Salvador en todo su camino de la cruz. Es verdad, cuando todo está aparentemente perdido, sólo queda la madre, con la fidelidad del amor incondicional. Lo he visto en innumerables oportunidades en mi trabajo cotidiano. Cuando el encarcelado es abandonado por todos, la figura materna es la única que los días de visita aparece por el penal, y sufre, y llora por su hijo, porque no hay hijo malo. Puede estar en profundo desacuerdo con lo ocurrido, revelarse ante la dura realidad y cuestionarse en su rol de formadora, pero no abandona. Va al juicio, pide permiso para acompañar a su hijo en algún receso, y a la hora de la sentencia, es la que más comparte la suerte del condenado.

En aquel mundo olvidado por la sociedad, los amores filiales suelen ser muy especiales. Recuerdo aquel preso que a la hora de recibir su primera salida dominical, luego de 16 años de encierro, le pregunté que haría al traspasar aquella puerta hacia la libertad: “primero, ir a ver a mi vieja al cementerio, luego, conocer Concepción”. Claras las prioridades del condenado. Y si en aquel mundo perdido y ajeno para la sociedad, existen claves tan naturales, entonces es la confirmación de que algo late en el corazón humano, que le define en esencia: la madre está comprometida por naturaleza con la suerte de sus hijos. es antinatura el abandono. Algo muy distorsionador y perverso debe existir, cuando una madre es insensible al dolor de sus hijos. Crecí rodeado de mascotas, y las madres permanecían junto a las crías, incondicionalmente hasta que éstas podían valerse por sí mismas, y con un zarpazo, un mordisco, condicionaban las conductas.Es que debe ser muy potente llevar a una criatura en el vientre por 9 meses y luego verla crecer.

Hoy es el día de la madre, y sorprende como las grandes tiendas, el comercio en general, exacerba el consumismo desenfrenado como pretexto para saludarles. En los spots, son representadas por actrices de moda, y toda la camada de anzuelos para vender. Pero el espíritu del día no parece ser el número de cuotas a pagar por el regalo, sino algo mucho más sencillo: un simple gracias por todo, quizá un recuerdo para las que no están, porque la incondicionalidad del amor materno, no se basa en la materialidad de lo que recibe a cambio, como fiel reflejo de la Madre del Crucificado.


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